Últimas técnicas en la eliminación de tatuajes

En estos últimos tiempos ha brotado con fuerza la moda de decorar nuestro cuerpo con bonitos y vistosos tatuajes. Observamos especialmente en la piel de los jóvenes de nuestra sociedad, diferentes dibujos compuestos a veces por múltiples colores que adornan brazos, espaldas u otras regiones anatómicas, de las que por pudor no nos vamos a referir.


Desde el punto de vista médico, existen tres cuestiones importantes con las que uno debe ser cuidadoso a la hora de tatuarse la piel, que son: primero el riesgo de transmisión de enfermedades, segundo la posibilidad de alergias frente a ciertos componentes del tatuaje y tercero la necesidad de pensar en cómo retirar el tatuaje si algún día nos arrepentimos de él.
En cuanto a la primera cuestión, es importante saber que se empleen materiales desechables para evitar contagios de enfermedades como la hepatitis B o el SIDA.

Por lo que se refiere a las posibles reacciones alérgicas, es tranquilizador saber que son extremadamente raras, especialmente al carbón que se emplea en la tinta negra. Cuando usan otros minerales como el cobalto para que el azul o los minerales para el rojo, entonces sí que nos podemos encontrar con alguna reacción alérgica, difícil de tratar a excepción de que se elimine el tatuaje.

El cómo retirar el tatuaje será quizás, el punto de mayor interés en todo este artículo, especialmente para quienes después de años se arrepienten de la ornamentación de su piel o para quienes por ejemplo llevan tatuado el nombre de su amada o equipo de fútbol y deciden pasado un tiempo cambiar una o el otro.

Antiguamente los tatuajes se retiraban de forma quirúrgica, dejando una cicatriz en su lugar. No hace mucho tiempo se decidió emplear la dermabrasión cutánea, que explicado de otra manera, sería como pasar papel de lija sobre la piel tatuada, dejando una suave y plana cicatriz.

No obstante, el procedimiento de elección, hoy día, es el empleo del láser Q-switch.

Este tipo de láser emite una gran cantidad de luz en un periodo de tiempo muy breve. Esta luz penetra por la piel como si fuera transparente, que de hecho lo es parcialmente, y en el momento en que se encuentra las partículas de tinta es absorbido transformándose en calor. De esta manera mediante láser podemos calentar específicamente las partículas que colorean el tatuaje, dejando indemne el resto de la piel. La temperatura que alcanza la tinta puede ser de varios cientos de grados centígrados; las partículas de tinta estallan literalmente y se disgregan en la piel para poder ser eliminados más fácilmente.

Por lo que se refiere a los colores, no todos son eliminados con facilidad. Ejemplo de ello es la tinta naranja o amarilla, que contiene muchas veces cadmio y se tratan con mayor dificultad. Algunos colores brillantes, como el rosa, contienen dióxido de titanio, el mismo componente que algunos protectores solares. Esto aviva el color de la tinta y hace bonitos muchos tatuajes, pero refleja la luz del láser y dificulta también su eliminación.

Gracias a la fortuna, la mayoría de los tatuajes son negros porque nuestra piel es blanca, lo que hace fácil su desaparición y el arrepentimiento de muchos tatuados encuentra una magnífica solución reversible a los dibujos de su piel.

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